Estados Unidos está preparada y expectante para el evento deportivo del año. Para la final de la Super Bowl. Para el encuentro que, en Las Vegas, enfrentará a los Kansas City Chiefs contra los San Francisco 49ers. Está con ganas de un partido que es, sin duda alguna, mucho más que un partido.
Porque va a reunir, frente a sus pantallas, a más de 100 millones de espectadores. Porque se paga un auténtico pastizal por cada anuncio. Por tener un espacio ante tanta audiencia. Porque serán entre 6,5 y 7 millones los que los anunciantes paguen para poner sus productos en la final.
Será, además, el segundo día del año con más venta de comida y bebida solo superado por Acción de Gracias. Se espera que se pongan en circulación más de 50 millones de cajas de cerveza y 1.400 de alitas de pollo.
Con 165 cámaras pendientes de la acción, el espectáculo al descanso este año lo pondrá Usher... y tal será la historia que hay un dato tremendo sobre lo que sucede al día siguiente.
Y es que se espera que 20 millones de estadounidenses, el 6% de la población, no acuda al trabajo alegando sufrir algún tipo de enfermedad o dolencia.