Marc Márquez quiere otro podio con Ducati. Otro podio con Gresini. Lo logró en Portugal, en la carrera al sprint, y ahora lo quiere en Austin. En su pista. En su circuito. En un lugar donde ha ganado no pocas veces con Honda. Ahora, lejos de casa, ha vuelto. Ha vuelto y se nota. Y lo notan. Porque le daban como candidato a todo. Porque, en la clasificación, ha confirmado que lo es.
Porque ha ido mejorando. Porque, con cada sesión, ha ido dando un pasito más. Un paso más. En la 'qualy', casi. Casi, para completar una parrilla de salida con tres pilotos españoles liderando. Con Viñales, con Acosta y con él. Con un Marc que, con la Ducati de 2023, ha sido el mejor de todas las motos italianas.
Así es Marc. Así es un piloto que en cuanto tiene lo que debe tener hace lo que mejor se le da hacer. En este caso, ponerse en disposición de lograr o bien otro podio, o bien uno en carrera larga... o bien su primera victoria en Gresini.
Tras su primer intento incluso parecía que podía hacerse con la pole. Que podía con ese 2:00.864 de Viñales. Pero no, ni pudo mantener esa segunda plaza ante un Pedro Acosta que directamente voló con su KTM.
Al final, y sin poder mejorar su registro, acabó con un 2:01.266 para comenzar desde la tercera plaza una carrera que se le da bastante bien. Y que bien puede terminar con victoria de Marc.
Tiene por delante a Maverick Viñales, con la Aprilia, y a Pedro Acosta, con esa satélite de KTM del equipo GasGas. El resto de Ducati, tras él, con el trío formado por Bagnaia, Bastianini y Jorge Martín justo después en la línea de salida.
Marc, con esa Gresini, es tercero. Tercero en muy posiblemente la pista del Mundial que mejor se le da. Con razón estaban pendientes de él...