Max Verstappen ya tiene su tercer Mundial de F1. Lo tiene tras el sprint del sábado en Qatar, en una prueba en la que necesitaba ser al menos sexto. Sí, algo sencillo para él. Pero, posiblemente, no esté feliz por cómo logró el título, porque el neerlandés, que tiene ese gen ganador de los grandes campeones, conquistó el trofeo terminando segundo tras Oscar Piastri.

No es que arriesgara en Losail, porque en la salida se vio cómo más que atacar se dedicaba a evitar sustos. Sin embargo, durante el último safety car mandó un mensaje al garaje que rápidamente borraron de su mente.

Porque él quería atacar a Piastri. Era tercero en ese momento, pero quería ganar. Le dijeron, claramente, que mejor que no. Que llevase el coche al garaje sin forzar neumáticos. Porque así es Verstappen. Porque él, como ha dicho Christian Horner, "no solo quiere ganar".

"No solo quiere ganar, quiere dominar"

Así lo ve su jefe. Así lo ve quien ha puesto en sus manos, junto con el resto de miembros de Red Bull, un coche ganador: "Verstappen es implacable en la búsqueda de rendimiento. No solo quiere ganar, porque él quiere dominar".

"En la mesa no deja nada. Lo quiere todo. Y eso es algo que impulsa al equipo", insiste Horner.

Porque Verstappen tiene un plan para ser el mejor: "Se ve en todos los deportistas. El cómo buscan la excelencia, en no querer solo el primero sino en dominar. Eso es lo que hace que sea un talento excepcional".

"Ha superado hasta nuestras expectativas"

Algo que ya se veía desde que llegó a la F1: "Siempre tuvo la velocidad, y ahora además tiene experiencia".

"Llegó como un diamante en bruto, pero ahora está muy pulido. En algunas carreras ha sido tan bueno que ha superado hasta nuestras expectativas", prosigue Horner.

Y sentencia: "Como piloto ha evolucionado, ha seguido evolucionando. Ha crecido, y ahora está a un nivel excepcional. Cómo lee las carreras, cómo gestiona los neumáticos... y esa fuerza mental en momentos de gran presión".