Lewis Hamilton tuvo tiempo para reflexionar en las vacaciones de invierno. Tuvo tiempo para pensar. Para darle un par de vueltas a su futuro. Un futuro en el que vestirá de rojo. En el que, tras toda una vida ligado a Mercedes o bien en McLaren o en el equipo de fábrica, se unirá a Ferrari a partir de 2025.

Algo que cogió por sorpresa a todos. Que nadie se esperaba. Que fue y es, sin duda, el gran bombazo de la F1 en la presente década. Que ha puesto patas arriba el mercado y que a saber qué más movimientos depara en un curso en el que no son pocos los que no tienen asiento seguro para el próximo año.

Podría ser Carlos Sainz. Podría ser Fernando Alonso. Podría ser Esteban Ocon. Podrían ser muchos los que se muevan, pero solo uno será quien ocupe el volante de Hamilton en Mercedes. En un equipo que no vio venir lo que estaba por llegar.

Porque, según apuntan en 'Motorsport Total', Lewis Hamilton, antes de Navidad, comentó a la marca de la estrella que iba a retirarse allí. Que sería Mercedes su último equipo en la Fórmula 1.

Y de repente...

Pero todo cambió en enero. Todo cambió tanto que, finalmente, Hamilton decidió poner punto y final a su trayectoria en Mercedes para firmar por Ferrari.

¿Vio algo en el coche que no le gustó? ¿En el desarrollo del monoplaza? ¿Algo llegó de Ferrari que le hizo sonreír? Sea como fuese, Hamilton vestirá de rojo y será una nueva leyenda más que defienda los colores de la 'Scuderia'.

Era, junto a Verstappen, el gran campeón que le faltaba por sumar a los italianos este siglo. Tras Schumacher llegó Alonso, con un Raikkonen entre medias que ganó el último Mundial de Ferrari. Después de Fernando, Sebastian Vettel.

Ahora aterriza un heptacampeón del mundo que, con 40 años y casi la mitad de ellos compitiendo en F1, llega con la idea de ganar el octavo, de superar a Michael Schumacher... y de hacerlo en Ferrari.