"Papá, yo quiero ser piloto": estas fueron las palabras de un pequeño Carlos Sainz de apenas 10 años a su padre tras conocer del primera mano los entresijos de una Fórmula 1 en la que entonces reinaba su ídolo, Fernando Alonso.

En el podcast de 'Nude Project', el piloto de Ferrari ha recordado cómo fueron sus comienzos: "Iluso de mí, no sabía lo complicado y difícil que iba a ser".

El '55' reconoce que estuvo "muy cerca de no llegar", pero su padre le aupó "en cuanto vio que iba rápido". "Si hubiese sido un paquete, mi padre me hubiese llevado a jugar al golf o al tenis", afirma entre risas.

El 'Matador' siempre fue su gran valedor: "A veces le da por decir que soy mejor que él, pero es mentira porque es una leyenda. Pero vio que tenía talento".

Y eso que el apellido le lastró en sus primeros años: "Llevar dentro de tu cabeza que eres 'hijo de', tener esa presión extra... una vez estás tu solo en el coche y eres tú contra el mundo, no es tan fácil. Tenía muchos mini complejos porque crees que todo el mundo te está observando por ser 'hijo de' y siempre llevas más cuidado".

"Siempre he sido inocente, cuando era pequeño pecaba de bueno. Yo creía que era amigo de todos y el mundo del motor es un mundo muy cabrón, muy competitivo. Iba a las carreras de karts, me creía amigo de todos y me daban una cera... Al final, si ganabas al hijo de Carlos Sainz podías destacar", explica.

Y en ese momento fue cuando emergió la figura de su padre para darle un consejo que le "cambió" la vida y que todavía aplica.

"Pero un día me sentó mi padre y me dijo: 'La vida es muy cabrona y en este deporte, o muerdes, o te muerden. Ahora mismo te están mordiendo, te están haciendo la vida difícil y cuando te pongas ese casco, asegúrate de ser el que muerde'. Supe que no podía tener miedo de que me dijesen que era un guarro en pista", ha zanjado.