Las elecciones a la presidencia a Brasil han conllevado numerosas disputas y enfrentamientos entre partidarios de Lula da Silva o, en contraposición, a favor de Jair Bolsonaro.

El escrutinio resultó favorable para el primero, que ganó en los comicios con un 50,9% de los votos contabilizados, por un 49,1% de su rival.

Sin embargo, los seguidores de Bolsonaro no se han dado por vencidos e incluso se ha reclamado al ejército y a la población que se dé un Golpe de Estado para derrocar a Lula y al "comunismo".

Entre estas protestas destacan los distintos bloqueos en las carreteras del país. En concreto, en Sao Paulo, se paralizó completamente el tráfico en torno al aeropuerto internacional de Viracopos.

Los camiones de los equipos de Fórmula 1 como Ferrari se vieron atrapados en el tráfico, aunque posteriormente, gracias a la ayuda de la Policía, pudieron salir escoltados.

Estos hechos han provocado incertidumbre en torno a la celebración del Gran Premio de Brasil en el circuito de Interlagos entre 11 al 13 de noviembre.

Se llegó a elucubrar con que la FIA, la Fórmula 1 y Liberty Media estaban barajando la posibilidad de suspender o aplazar la carrera, pero ha sido la propia F1 la queha asegurado que la próxima semana se correrá en Brasil, tal y como han informado reconocidos periodistas de la competición.

Estos hechos recuerdan a lo ocurrido hace unos meses en Arabia Saudí, cuando la carrera en el emirato se disputó a pesar de que en las inmediaciones del circuito se habían producido bombardeos.