Charles Leclerc reconoce que no está del todo feliz con cómo ha ido la temporada. Algo normal, pues el Ferrari, de repente, ha caído en rendimiento y las buenas nuevas que tenían al comienzo del curso tanto él como Carlos Sainz se han convertido en problemas y en ni siquiera tener atada la segunda posición del Mundial de Constructores, que luchan con Mercedes.
Porque mientras los alemanes han ido para arriba, los italianos han recorrido la senda contraria. Eso es algo que ha roto las esperanzas de un Leclerc que creía que este año iba a ser el suyo.
Sobre todo tras su brillante victoria en Australia: "Estaba convencido de que iba a pelear por el Mundial hasta el final".
"Estábamos en buena posición. Lo teníamos todo. En Baréin, en Yeda y en Melbourne no hubo nada inesperado", cuenta.
Y relata que las sensaciones eran muy positivas: "Éramos muy rápidos y fiables. Después de Melbourne, tras las tres primeras carreras, estaba convencido de que seríamos capaces de luchar hasta el final".
"En los test invernales no tuvimos problemas. Fuimos los únicos que no tuvimos que enfrentarnos con algo inesperado", afirma Leclerc.
Pero ahora, tras esta decepción, ya se centra en el futuro: "Estoy contento por estar donde estoy, pero tengo muchas metas por delante. Quiero ser campeón del mundo".
"Hemos dado un gran paso adelante de 2021 a 2022, pero queda otro que dar para poder pelear por ese objetivo", cuenta.