Ferrari ha vuelto a tropezar con la misma piedra. En el Gran Premio de Bélgica, Carlos Sainz se tocó con Oscar Piastri en la salida, sufriendo importantes daños en el fondo plano y el pontón de su coche.
A pesar de que empezó a ir sustancialmente más lento que sus rivales, el equipo le ordenó que no se retirase, hasta que a mitad de carrera cayó a la última posición y no le quedó más remedio que abandonar.
La historia se ha repetido hoy con Charles Leclerc. De hecho, también se ha tocado con el piloto australiano de McLaren en el inicio de la carrera, produciéndole un daño similar. Su ritmo, igual que el de Sainz en Spa-Francorchams, ha empezado a caer en picado, y al pasar el ecuador de la carrera, han tirado la toalla.
Una decisión de la que pueden arrepentirse
Es probable que esta apuesta no le salga gratis a Ferrari, ya que no solo han hecho casi 200 kilómetros de más al motor, sino que ha rodado con daños en las entradas de aire y los radiadores, por lo que el motor podría resentirse.
Además, Charles Leclerc ha montado hoy su cuarta y última caja de cambios, por lo que los kilómetros que ha hecho de más podrían costarle una penalización de varias posiciones en la parrilla de salida en la parte final de la temporada.