Vuelta 40. Vettel se frota las manos ante una nueva victoria... pero no. Y no porque su carrera no estuviera siendo lo bastante buena, sino porque en Bakú no se pueden hacer predicciones ni cuando queda una sola curva para el final. En un instante todo cambió, con un incidente previsible entre los dos Red Bull que hizo salir al 'safety car' y que puso a un Mercedes en cabeza. Al de Bottas, pero la victoria final fue para Lewis Hamilton tras un pinchazo de su compañero cuando quedaban dos giros.
Otra vez, como en China, Ricciardo y Verstappen fueron los protagonistas. Los que acapararon los 'flashes'. Los que centraron todas las miradas tanto de los aficionados como de los hombres pensantes de las escuderías. Pero no, no fue por una exhibición de Daniel en los adelantamientos, sino por una lucha que desde que se encontraron en pista se sabía cómo iba a terminar: con los dos fuera.
Se sabía porque Ricciardo estaba intentando maniobras imposibles para pasar a su compañero, algo más lento que él. Y se sabía porque Verstappen, algo más lento que Ricciardo, cerraba las puertas una tras otra y no daba su brazo a torcer jamás. El holandés, en su versión más 'Mad Max', hizo algún que otro cambio de dirección en la enésima búsqueda de adelantamiento de Daniel... y los dos se quedaron fuera de carrera.
En el silencio de Red Bull bien se pudieron escuchar las sonrisas del box de Mercedes, que tenían en un hipotético, y al final real, 'safety car' sus opciones de victoria. No en manos de Hamilton, sino de Bottas, que se quedó en pista a la espera de que pasara algo, y ese algo fue Red Bull. Veloz cambio de neumáticos, adelantada en la estrategia a Sebastian Vettel y vueltas al 'sprint' entre el finlandés y el alemán.
Fríos ambos, pero más experto Vettel. Esperanzas en Bottas desde el box de Mercedes para la primera victoria del Mundial tras cuatro carreras. Valtteri, bajo la lupa tanto de su equipo como de otros muchos más que dudan de su nivel para pilotar una flecha de plata. Pero no falló él. Falló Vettel, que se fue larguísimo en su intento de pasar a un Bottas que tampoco ganó. Pinchó, y Hamilton ascendió a un primer puesto que no soltó hasta la bandera a cuadros.
Gran final, y sorprendente, pero esto es Bakú. Solo así se explica cómo Fernando Alonso pasó de estar último en la vuelta 3 a ser séptimo en el último giro a la pista. Mal comienzo del asturiano, con un toque de Sirotkin que le sacó de sus casillas por radio. Con la parada ya hecha, el bicampeón subió puesto tras puesto, pero el 'safety car' le dio la vida para poder cambiar unos neumáticos hechos trizas.
Delante de él, un sorprendente Charles Leclerc que fue sexto con el Sauber, y un poco más adelante Carlos Sainz. El madrileño hizo una carrera inmensa, manejando los tiempos y controlando a la perfección cada acción. Incluso se vio las caras con Verstappen, un rival siempre peligroso, para la integridad de los monoplazas.
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Montmeló será la próxima parada de la Fórmula 1. El GP de España está marcado en rojo para McLaren, pues será ahí cuando deberían llevar la tan esperada mejora que tanto necesitan a pesar de haber puntuado en todas las carreras. Hamilton llegará como nuevo líder del Mundial.