Ni para Hamilton ni para Vettel. La pole de Austria fue para uno de los actores secundarios. Para uno de los que no hace nunca ruido. Para uno cuyos aciertos se ven menos que sus fallos. No cometió ningún error en Spielberg, y eso le valió a Valtteri Bottas para ser el más rápido de la clasificación. Un 1:03.130 valió para dar una alegría a Mercedes. Y para darse una alegría a sí mismo.
No es para menos, pues no todos los días se bate, con el mismo coche, a todo un tetracampeón del mundo. Valtteri lo logró, de nuevo. No suelen ser muchas las ocasiones en las que lo consigue, pero en Austria sí pudo superar a Hamilton. Por 19 milésimas, poco pero más que suficiente para ver a su compañero del mundo por el retrovisor en el apagado del semáforo.
Y es que a diferencia de Bottas, Hamilton sí falló. Falló en una curva, en la que se fue largo. En la que perdió poco, pero algo perdió. Perdió lo justo para caer en el duelo con su compañero, pero no tanto como para caer en el que tiene con Vettel por el Mundial. Fue gracias a que si Lewis se equivocó Seb también lo hizo. Una curva antes fue en la que el alemán se fue largo, y luego no tuvo más que remontar en un segundo intento en el que tan 'solo' pudo ser tercero. Sexto por su penalización tras la clasificación.
Por detrás de Raikkonen, y también de unos Red Bull que a punto estuvieron de verse detrás del Haas de Romain Grosjean. Los estadounidenses han dado un paso más en la nutrida clase media, justo lo contrario que un equipo McLaren que más bien han hecho la táctica del cangrejo. Hacia atrás van, y si en Francia ya dejaron claro que la cosa iba mal en Austria de no ser por Fernando Alonso habría sido una nueva hecatombe de los de Woking.
A saber por qué les está pasando eso, toda vez que ya el motor no es razón, o excusa, en este 2018. Porque de no ser por la espectacular vuelta en Q1 de Fernando, muy por encima de Vandoorne y de un coche que sufre en todo tipo de asfalto. Sufriendo, Alonso hizo un giro casi perfecto para estar en Q2, pero por más que intentó pasar de ahí era imposible. Incluso puso en juego la salud de su monoplaza en la última curva en la que arriesgó al máximo.
Es lo que le toca al bicampeón. Y es lo que no le está tocando a Carlos Sainz. El madrileño cada vez está más hecho. Cada vez da más sensación de que, con una máquina dominante, sumará un Mundial. Con el Renault, superó a un clasificador nato como Hulkenberg gracias a su noveno puesto. Y ya da ese paso hacia adelante conforme pasan las rondas clasificatorias. Motivos para el optimismo en un equipo que, eso sí, ha sido superado por Haas.
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Al menos en la clasificación, pues en la carrera, en la larga distancia, es donde más se ven las costuras de los Haas y donde un equipo como Renault hace valer, o debe hacer valer, su experiencia. A ver si en McLaren también lo logran, aunque a Fernando Alonso le toca remontar para llegar a los puntos. Como siempre.