En un fin de semana en el que Max Verstappen se ha proclamado tricampeón del mundo y en el que ha vuelto la carrera al 'Sprint', el protagonismo absoluto se lo ha llevado el propio circuito de Qatar.

Y es que el trazado de Losail ha sido testigo de como todos y cada uno de los pilotos han sufrido las consecuencias de los 40 grados a los que se ha disputado el Gran Premio y por los que han acabado desfallecidos.

El más claro ejemplo es el del hombre de WilliamsLogan Sargeant. Y es que el estadounidense no pudo ni tan si quiera finalizar la carrera debido a los mareos provocados por las altas temperaturas dentro de su monoplaza.

No obstante, Logan no fue el único que sufrió en sus carnes las consecuencias. El propio Esteban Ocon ha confesado que en la vuelta 15, al poco de comenar el Gran Premio, tuvo que vomitar mientras conducía debido a la gran exigencia que requiere el trazado.

Stroll, por su parte, fue uno de los más damnificados por el Gran Premio. Y es que el canadiense llegó incluso a desmayarse en mitad de la recta en el segundo tramo de carrera. Además, cuando bajó de su monoplaza, tuvo que ir directo a la ambulancia para ser atendido. Fernando Alonso, además, sufrió pequeñas quemaduras desde el principio.

Albon, el otro hombre de Williams, también tuvo que ser evacuado al centro médico para recibir un tratamiento por exposición aguda al calor. Afortunadamente ya ha sido dado de alta pero esto demuestra, una vez más, las condiciones infernales a las que han tenido que hacer frente durante todo el fin de semana.

Asimismo, en la ceremonia del podio, cuando los ganadores suelen hablar y comentar las sensaciones, esta vez no han podido debido al cansancio acumulado y la falta de energía después de 57 vueltas compitiendo al máximo nivel.

Antepodio de Qatar

Ahora, la FIA tendrá que evaluar hasta qué punto es bueno para la salud de los pilotos tener que conducir con estas temperaturas tan extremas a las que tienen que hacer frente.