Todo son buenas noticias en el garaje de Red Bull. Desde Mónaco, la escudería de las bebidas energéticas ha encadenado cuatro victorias consecutivas, distanciándose tanto en el Mundial de pilotos como en el de constructores de Lewis Hamilton y Mercedes.
En el GP de Estiria, en el trazado del Red Bull Ring, 'Mad Max' se impuso con autoridad y solvencia sobre el británico, sumando su tercera victoria en 'casa' de la escudería de Milton-Keynes.
Sin embargo, la polémica ha estallado sobre el piloto neerlandés por el gesto que tuvo en la celebración.
A su llegada a línea de meta, Verstappen redujo considerablemente la velocidad a su paso por la zona del muro donde se encontraban los mecánicos de Red Bull. Tras ello, estampó su firma en el asfalto quemando las ruedas del RB16.
Este gesto ha escocido en la FIA, que no dudó en dar u toque de atención al equipo austriaco. Michael Masi, director de carrera, lo ha confirmado: "Lo miré tan pronto como sucedió. No es precisamente un escenario ideal, por eso hablé con el equipo de inmediato y les dije en consecuencia que es algo que no se permitiría en el futuro".
El Reglamento Deportivo de la competición entra a valorar la acción de Verstappen en dos artículos. Primero, en el 4.2.4, habla de la reducción de velocidad que pueda ser "potencialmente peligrosa": "En ningún momento se puede conducir un automóvil de manera innecesariamente lenta, errática o de una manera que pueda considerarse potencialmente peligrosa para otros conductores o cualquier otra persona".
A su vez, el artículo 43.3 se refiere directamente a las celebraciones y a lo que se puede hacer y no: A) Realizarse de manera segura y no poner en peligro a otros pilotos ni a ningún oficial; B) No cuestionar la legalidad de su coche; y C) No retrasar la ceremonia del podio.
Verstappen redujo la velocidad de su Red Bull de forma drástica, pero no provocó una situación potencialmente peligrosa para otro piloto (Latifi le seguía a tres segundos y pasó por la zona limpia). Sin embargo, su frenazo sin rebasar la línea de meta le ha conllevado el toque de atención de la FIA. Seguro que la próxima vez se pensará dos veces su celebración.