Sergio Pérez puede tener las horas contadas en Red Bull. El mexicano, que está haciendo una de sus peores temporada sen el equipo de las bebidas energéticas, desperdició el 'match ball' de Bélgica tras una buena clasificación que completó con una horrenda carrera en Spa.

Porque salía segundo. Porque terminó octavo. Porque cedió posición con los rivales más poderosos de la parrilla. Porque tras él ya aparecía el Aston Martin de Fernando Alonso. Verstappen, que arrancó undécimo, terminó muy por delante de él.

Y eso, por lo que sea, no ha gustado a los jefes de Red Bull. Ya buscan recambio, y a saber si es Ricciardo, Tsunoda o incluso Liam Lawson.

Verstappen, indiferente

Entre todo eso, Max Verstappen... y un Mundial que disputar tanto en pilotos como en constructores con un coche que está lejos de ser dominante.

Eso es lo que más ocupa la cabeza de un neerlandés a quien parece le da exactamente igual quién ocupe el otro monoplaza de las bebidas energéticas.

"Nuestras mayores preocupaciones no tienen que ver con mi compañero de equipo. Tienen que ver con el coche", afirmó.

En Bélgica, eso sí, fue posiblemente esa sanción por cambiar ciertas piezas de su coche lo que le privó de la victoria. Tenía ritmo, y fue el mejor en todas las jornadas del fin de semana... salvo en la del domingo.