Oliver Bearman disputó el Gran Premio de Brasil tras la baja de Kevin Magnussen y fue uno de los pilotos que más sufrió la intensidad de la lluvia que cayó.

En el ecuador de la carrera, tras el accidente de Franco Colapinto , el 'safety car' salió a pista, se ondeó la bandera roja y el GP se suspendió hasta que las condiciones fueron mejores.

Sin embargo, muchos pilotos ya habían alertado sobre la poca visibilidad y la muchísima agua que había en la recta principal.

Uno de ellos fue Bearman, que llegó a temer por su vida. "¿Cómo se nos permite competir así? Alguien se va a estrellar, a lo grande", le dijo a su ingeniero por radio.

"Vamos, hablad con la FIA, esto es realmente peligroso. Estoy intentando no morir", añadió en declaraciones que recoge 'Race Fans'.