En 2017 fue Singapur. En este, Italia. Carreras marcadas para Vettel, y no precisamente marcadas para bien. Sebastian ha visto cómo por fallos puntuales, y no precisamente propios de un tetracampeón, se le ha ido un Mundial que tal y por como comenzó parecía al menos iba a estar luchado hasta la última carrera. Se decidió en Estados Unidos, a falta de tres pruebas. Algo que no muchos habrían imaginado tras el fulgurante comienzo del germano y de Ferrari.
Porque fue él quien más sonreía al comienzo del campeonato. Con dos victorias consecutivas, y geniales actuaciones en Australia y en Baréin, en China parecía ir todo sobre ruedas hasta que Verstappen le dejó sin opciones incluso al podio. Cuatro pruebas le costó rehacerse y volver a la senda del triunfo, yéndose al parón estival con triunfos en Canadá y en Gran Bretaña, y volviendo a lo grande ganando en Bélgica.
Más igualado imposible estaba todo hasta que llegó Italia. Hasta que fueron a la casa de Ferrari. Ahí, quizá por la presión de correr en 'casa', Vetel empezó a perder por falta de experiencia. En su duelo con Hamilton, falló. Cayó hasta la última plaza y gracias a poder del monoplaza de Maranello llegó al menos hasta la cuarta posición. Pero Hamilton ganó, y empezó una racha de triunfos con un Vettel que ni siquiera pudo ser segundo en Singapur y en Rusia. En Japón, de hecho, fue sexto.
Porque en Suzuka volvió a fallar. Él y Ferrari lo hicieron en clasificación. En su remontada pecó de exceso de impetú ante un Verstappen que si por algo destaca es por no regalar ni un milímetro y por una conducción agresiva, para lo bueno y para lo malo. Se tocaron, y sus opciones de Mundial quedaron reducidas al mínimo.
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Era cuestión de tiempo. Quizá en Estados Unidos, quizá en México. Fue en el país azteca, después de que Raikkonen echara un capote a Seb retrasando el alirón de Lewis en Austin. En el Hermanos Rodríguez era algo inevitable. Hamilton tan solo tenía que terminar entre los siete primeros y lo hizo, y Vettel tendrá que esperar a 2019 para ver si ahí ya sí tiene su Mundial de rojo.