Parece que el dominio de Red Bull está llegando a su fin en la Fórmula 1. En Mónaco perdieron una nueva batalla y ya van tres este año. La victoria fue para Charles Leclerc y Max Verstappen sólo pudo ser sexto en la carrera. No logró ascender ninguna posición en carrera. Porque en las calles del Principado es casi imposible incluso para él.
Christian Horner, jefe de Red Bull, ha contado en 'De Telegraaf' que Max tuvo una larga e intensa charla con sus ingenieros después de una pobre clasificación: "Es cierto que Max no estaba contento, después de la clasificación pasó mucho tiempo con los ingenieros el sábado por la tarde tratando de solucionar cosas para el futuro".
Ya en la previa del Gran Premio Red Bull era pesimista. Sobre todo Helmut Marko. Y sus malas sensaciones se confirmaron. "Ya esperábamos que este fuera un fin de semana difícil para nosotros, pero está claro que necesitamos mejorar en un área determinada...", continúa Horner. Su equipo, de momento, sigue liderando el mundial de constructores por delante de Ferrari y de McLaren.
"No es que de repente tengamos un mal coche. Ahora nos quedan Montreal, Barcelona, Austria y Silverstone. Veamos dónde nos encontramos después de eso. Es un maratón, no un sprint, y seguimos liderando ambos campeonatos", apunta.
E insiste en que tanto Max como Sergio Pérez vivieron un fin de semana realmente complicado al volante del RB20: "Ha sido muy difícil para nuestros pilotos pilotar este coche este fin de semana. Tenemos que intentar solucionar eso, porque hay más circuitos con baches y bordillos...".
Canadá es la siguiente cita de la Fórmula 1. Allí Red Bull debería volver a luchar por todo con Verstappen como máximo favorito. Pero quizá algo esté cambiando en esta competición al que apenas le restan una temporada y media con el actual reglamento.