La pérdida de aceite de los coches clásicos con los que los pilotos dieron la vuelta de ceremonia al circuito tuvo, finalmente, graves consecuencias. Y es que todos aquellos que salieron en la zona afectada no pudieron parar el monoplaza a tiempo en la primera curva y, por ello, se fueron largos.
Es el caso de Max Verstappen que, tratando de adelantar a Charles Leclerc para liderar la carrera, no pudo parar su Red Bull a tiempo estrangulando, así, al Ferrari del monegasco impidiéndole mantenerse en pista.
Una acción que, aunque no completamente voluntaria, acarreó una sanción de cinco segundos que el neerlandés tuvo que cumplir en su parada en boxes. Sin embargo, a pesar de que no tuvo mayores consecuencias porque Max ganó la carrera, fue una penalización que se podríahaber evitado de haberle devuelto la posición.
No obstante, pese a ello, desde Red Bull no le ordenaron devolver la posición porque, tal y como ha explicado Christian Horner, jefe de equipo de los austriacos, consideraron que no iba a ser más que un lance de carrera.
"Pensamos que era marginal con el pretexto de 'déjalos correr' y ambos coche se abrieron, pero eso obviamente puso a Max un poco atrasado con el neumático medio. Era 50-50, ambos muchachos se abrieron en la primera curva, Max estaba ligeramente por delante, y pensamos que eso estaba dentro del ámbito de: 'déjenlos correr en las primeras curvas'", confiesa el británico a través de 'Racing News 365'.
Es por ello por lo que decidieron, dice, no dejar pasar a Charles: "Por eso no dimos marcha atrás, y él tuvo que hacerlo de la manera más difícil. Pero fue un trabajo extraordinario cerrar a los líderes y ganar la carrera".