Los auténticos campeones son aquellos que saben reconocer la excelencia de sus rivales y Lewis Hamilton ha acabado entendiendo que la batalla vivida ayer en las últimas vueltas del GP de Hungría con Fernando Alonso fue un ejemplo perfecto de lo que son lo bonitas que son las carreras.
Lo cierto es que le ha costado rendirse a la evidencia. Durante la carrera se quejó varias vecesde los movimientos del bicampeón del mundo para proteger la posición, sobre todo del pequeño contacto que tuvieron ambos coches en una de las curvas más rápidas del circuito húngaro.
Ya en frío, Hamilton ha mostrado en redes sociales que la pelea por el cuarto puesto fue una lección de conducción defensiva: "Fue una gran demostración de conducción por parte de 'Alo'. Hubo un momento en el que nos tocamos y sentí que la acción estaba en el límite, pero no la hubiera querido de ninguna otra forma".
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Dardo de Alonso
Palabras de respeto y reconocimiento a una clase magistral de 'Magic', que fue algo crítico con el inglés al término de la carrera. "Tenía demasiado ritmo como para tardar ocho vueltas en adelantarme", comentó.
Con esa defensa, Alonso consiguió retener a Hamilton el tiempo necesario para que su compañero de equipo, Esteban Ocon, ganara la carrera. "No tenía ni idea de que fuera suficiente para asegurar la victoria de Esteban... de todas formas, la idea era retener esa cuarta posición a falta de diez vueltas para el final, pero llegó un punto en el que no fue posible. Lewis tenía una velocidad increíble en las últimas vueltas", concluyó quien fuera elegido piloto del día.