Las radios de Max Verstappen en Hungría no le dejaron en buen lugar. Sus constantes quejas provocaron que su ingeniero de pista estuviera sin hablarle durante varios minutos en el tramo final de la carrera. Y el líder del mundial ha respondido a todos aquellos que han criticado sus formas.

Lo ha hecho este viernes durante el Gran Premio de Bélgica. Y ha dejado muy claro que no está nada preocupado: "La gente a la que no le gusta mi lenguaje no tiene por qué escucharlo. Bajad el volumen. Tengo muchas ganas de triunfar. Creo que ya lo he demostrado".

"Ahora bien, la gente puede argumentar que quizá no quede tan bien por la radio, pero esa es su opinión. Mi opinión es que hay que decirlo en ese momento para quizás también intentar forzar que la segunda parada en boxes fuera un poco diferente y sí, así son las cosas", explica el piloto neerlandés, tricampeón de la Fórmula 1.

Reconoce que en Red Bull son "muy críticos" entre ellos: "Somos muy abiertos de mente, somos muy críticos entre nosotros como equipo y eso nos ha funcionado muy bien, así que no espero que eso cambie".

"Por mi parte, creo que estaba bastante claro que la estrategia era incorrecta y, por supuesto, estoy muy motivado como todos los demás en el equipo. Queremos intentar ser perfectos. Ahora sé que es muy difícil conseguirlo en cada carrera. Creo que el año pasado estuvimos muy cerca, pero cuando las cosas no van como deberían, creo que es bastante normal que puedas compartir tu frustración", sentencia un Max que penalizará este fin de semana y perderá diez posiciones en parrilla.