Red Bull ha tenido una noche larga tras una jornada de viernes en la que la escudería austriaca tuvo bastantes más problemas de los esperados. Ni Sergio Pérez ni Max Verstappen consiguieron encontrarse cómodos con el RB20 en Imola, finalizando los FP2 en octava y séptima posición respectivamente.

Ha llovido bastante desde el último Gran Premio en el que Red Bull comenzó con serios problemas para hacer funcionar su monoplaza. Sin embargo, los austriacos han tenido tiempo suficiente para hacer cambios que les permitan volver a lo más alto. Jake Dennis ha tratado de encontrar una solución desde el simulador de Milton Keynes mediante un enlace directo con Imola.

Según los comentarios de los pilotos, el mayor problema podría estar en la parte trasera del monoplaza, la cual era demasiado inestable. Durante la jornada del viernes fueron dos los factores que pueden haber precipitado todos estos desajustes. Por un lado, está el viento, que ya cambió el comportamiento de varios monoplazas. Por otro la escasez de velocidad punta.

Es probable que la solución pase por un cambio en la configuración de cara a este trazado, pues la diferencia de tiempo respecto a Leclerc fue de medio segundo, aunque en el caso de Verstappen, esa cifra se elevó hasta las seis décimas. Red Bull realizó cambios en el alerón de Max, aunque no parecieron funcionar: "Estoy seguro de que mejorará, porque creo que es difícil hacerlo peor de lo que lo hicimos en la sesión FP2".

De cara a las próximas pruebas del sábado y del domingo, las condiciones parecen ser las mismas, por lo que Red Bull tendrá que dar con la tecla para este sábado para una clasificación vital.