La FIA, la inconsistencia de la FIA en las sanciones, está en el foco tras el fin de semana de Miami. Lo está por su diversidad a la hora de repartir penalizaciones. Lo está por ser inflexible, o tremendamente laxa, con según quiénes en la parrilla de la Fórmula 1. Lo de Hamilton, en el sprint, fue o puede ser el comienzo de algo que puede costar muy caro.
Porque las volteretas que dieron para no sancionar a Lewis, responsable de dos abandonos y de que Alonso pasara del octavo al 18º puesto, pueden actuar de jurisprudencia. Pueden actuar de excluyente para según qué acciones... y para que las salidas sean como pudo ser la de Miami.
Como pudo ser lo que casi provoca Sergio Pérez en la carrera del domingo. El mexicano, que salía cuarto, aprendió de lo que Hamilton hizo el sábado y lo repitió. Lo repitió, afortunadamente para los que tenía alrededor, sin que hubiera toque alguno.
Casi se lleva puesto a Verstappen
Pero no lo hubo no por él, sino porque los que podían haberse visto involucrados en el asunto como Carlos Sainz decidieron que era mejor frenar y perder lo ganado que perderlo todo en la primera vuelta. El mexicano, directamente, lanzó el coche sin frenar en la curva 1 y por poco. Muy poco.
Para empezar casi se lleva puesto a Verstappen, después de una horrenda salida de Leclerc que hizo que no fuera rival. El neerlandés, su compañero en Red Bull, se quedó alucinando tras la carrera con la peligrosísima maniobra del mexicano. Y luego, Sainz.
Carlos pasó del tercer al segundo puesto tras pasar a Leclerc. Sin embargo, de repente Pérez estaba prácticamente cruzado y sin control de su coche en pista y no tuvo más remedio que frenar. Pasó, por la acción de Checo, de la segunda a la quinta plaza.
¿Quién será el siguiente?
Pérez, al igual que Hamilton, nada. Tan solo una investigación por una posible salida falsa que quedó en nada. Su maniobra, como la de Lewis, fue no frenar y esperar que el resto hiciera lo que debía para evitar acabar con su carrera. Mal no le salió.