Qué buenos momentos dejó ese año de rookie de Yuki Tsunoda. Buenos, sobre todo, por las radios que tenía con su equipo. Con los mosqueos, consigo mismo y con el mundo en general, que el japonés exhibió en ese primer curso a bordo del AlphaTauri. Cómo sería la historia que hasta él sabía que tenía que moderarse...
Porque él mismo reconocía que en ciertos momentos, que en ciertas ocasiones, su carácter era excesivamente... duro. Visceral. Sin medias tintas. Sin rodeos y muchas veces sin demasiada paciencia con según qué cosas.
En su equipo también le llamaron la atención alguna que otra vez por ciertas cosas. Por su forma de decir que algo no iba bien. Por sus quejas. Por sus reacciones. Y, de nuevo, lo ha vuelto a hacer.
Ha sido en los Libres 1 del GP de Emilia Romagna. En una sesión marcada por varias salidas de pista. Por las excursiones de Verstappen y de Alonso. Por el trompo de Lewis Hamilton. Poca broma, y mucha concentración quería tener Tsunoda.
De repente, algo debió escuchar por radio. Algo que no le gustó. Por el momento. Por el mensaje. Por lo que fuera. Y Yuki se cansó.
"¿Podéis dejar de tocar el botón de la radio mientras estoy empujando?", expresó de forma contundente a su garaje.
Ellos, por su parte, no entendían nada: "No lo estamos pulsando. Vamos a mirarlo".
No entendían nada. Nadie entendía nada. Nadie sabía por qué de repente Tsunoda empezó a escuchar una radio que no querían que escuchase porque no había nada que decirle. Él, por su parte, sacó su lado Yuki. Sacó su lado más Raikkonen con un mensaje muy Kimi.