Era la segunda vuelta del GP de Bélgica de la F2. Día soleado de finales de agosto, circuito en condiciones normales, pero en segundos los ruidos de los motores se convirtieron en un silencio atronador.
Juliano Alesi se salía de pista en Eau Rouge, Anthoine Hubert perdía el control de su monoplaza a la salida del Raidillon al intentar evitarlo, chocaba con las protecciones, el impacto le repelía en dirección a la pista y Juan Manuel Correa, quien también esquivaba los restos del accidente, estrelló su coche contra el del francés a 218 km/h.
Hubert falleció en el acto, mientras que Correa se enfrentó a una lucha por sobrevivir que duró varias semanas. Fracturas en sus dos piernas, lesiones vertebrales y daños pulmonares que le tuvieron en coma inducido y en estado crítico.
Finalmente, el piloto ecuatoriano consiguió salir con vida del hospital y dio inicio a un proceso de recuperación tremendamente doloroso y lento. Año y medio hasta que volvió a conseguir un asiento, esta vez en F3, y dos años para volver al origen de todo.
Este fin de semana, el piloto de ART correrá por primera vez en el circuito de Spa-Francorchamps desde el fatal accidente. Un reto que está lleno de recuerdos y sentimientos para todos los aficionados al motor, y en especial para él, quien no ha querido olvidarse de su compañero y amigo fallecido.
"Se siente muy raro volver aquí como piloto. Me siento emocionado por tener la oportunidad de poder seguir haciendo lo que amo e intento encontrar el confort en pensar que él hubiera hecho lo mismo. Este fin de semana y todos los demás corremos por ti, mi amigo", dice en sus redes sociales, acompañado de fotos depositando flores en el lugar de los hechos.
El 29, día de la carrera, se cumplirán exactamente dos años desde que un el mundo del motor perdió una vida pero ganó otra.