Max Verstappen está en apuros. Sí, es líder del Mundial, pero lo cierto es que nada es como él se esperaba. Nada es como Red Bull se esperaba. Porque hay igualdad. Más igualdad de lo que creían. En lo que llevamos de temporada, el neerlandés y su equipo han perdido tres carreras.
Y salvo en Australia, donde abandonó por fiabilidad, el resto de derrotas han llegado por ritmo. Porque otros han sido más rápidos. Mejores. Porque Norris y Leclerc, porque McLaren y Ferrari, tenían mejor coche.
Mientras, Verstappen se subió al podio en Miami pero quedó sexto en Mónaco. Tras un fin de semana incómodo. Tras una clasificación en la que arriesgó tanto que incluso tocó el muro. Ahí, todo se fue al traste para él.
"El coche es muy complicado"
Así que las dudas están ahí, aunque él en 'Sky Italia' se mostró más seguro que nunca de sí mismo: "Estaría feliz de invitar a todos los que hay en el paddock a pilotar este coche, y a ser más rápidos que yo".
"El coche es muy complicado. Entré en la primera curva y se te echa encima. Está al filo de la navaja", dice un Verstappen que cuenta con un monoplaza que, el pasado año, lo ganó todo salvo la carrera larga de Singapur y la corta de Qatar.
E insiste: "En las partes con baches el Red Bull saltaba mucho, era complicado de controlar y lo cierto es que me sorprendió estar tan cerca en clasificación".
Hay Mundial
En cuanto a Miami, por el 'set up': "No logramos el equilibrio correcto. No somos perfectos, y tenemos que trabajar para saber cuáles son mis limitaciones".
Sea por lo que sea, hay Mundial: "La temporada es muy larga. Una mala carrera no define nada".
"Hay que ser consistente. Es lo que tenemos que ser. Sé que con eso se ganan títulos", sentencia.