De los nervios estaban en McLaren en Singapur. De los nervios a pesar de saber que tienen el mejor coche y de ver que Lando Norris cada vez sacaba más y más tiempo a Max Verstappen. Que llegó a tener hasta medio minuto de diferencia con el neerlandés de Red Bull. Que tenía en su mano la victoria. Una victoria que casi pierde por tres errores absurdos. Por tres acciones surrealistas que estuvieron cerca de mandarle al muro de Marina Bay.
Y además sin pelea alguna. Sin competir por posición. Sin necesidad alguna de arriesgar tanto en una prueba que lleva dominando desde la clasificación. Porque esta vez sí. Porque en esta ocasión sí pudo Lando mantener la pole en la salida para rodar primero y abrir brecha con Max.
Le dijeron que 5 segundos... y lo hizo. Y muchos más le metió a Verstappen. Pero cero tranquilidad. Cero sobre todo después de que bloquease neumáticos y salvase por muy poco el muro. Fue el primer aviso. Luego, otros dos.
El segundo fue mientras trataba de hacerse con la vuelta rápida que finalmente fue para Daniel Ricciardo por una jugadita fina de Red Bull, que aparte de contar con Max y Pérez tiene también al australiano y a Tsunoda en este duelo por el Mundial. Norris se tiene a sí mismo y a Piastri, y a él casi se pierde al estar a punto de impactar en plena recta con sus neumáticos derechos en las protecciones de Singapur.
En la radio no daban crédito
Ya por la radio le fueron avisando. Calma, que había que llevar el coche al garaje. Que le diera un sorbo al agua de la hidratación. Pero nada, oídos sordos. Cuando dobló a Colapinto, de nuevo casi al muro para volver a infartar a su propio equipo.
Y eran más de 20 segundos los que tenía con Verstappen, pero parecía que iba al límite buscando una victoria que ya tenía y que casi pierde por sí mismo.
Al final, 25 puntos para él y 7 que recorta a un Max que sale, eso sí, sonriente de un Gran Premio en Singapur que en Red Bull preveían sería fatal para sus intereses.