Muchos movimientos debe, o puede, haber esta temporada en la F1 en cuanto al mercado de pilotos. Muchos debe, o puede, porque son bastantes los que terminan contrato en cuanto termine el curso. Los que no tienen nada para el próximo año. Los que o bien deben renovar o bien buscarse un asiento nuevo para 2025. Entre ellos está Carlos Sainz. También Fernando Alonso. Y sí, incluso un Sergio Pérez con volante en un coche ganador.
Con sitio en un Red Bull en el que Max Verstappen es fijo, salvo que suceda algo que no debería suceder, y que cuando mira para abajo tiene un problema. Porque se busca escudero para el neerlandés, o porque se busca un piloto para competir contra el neerlandés. Y si analiza lo que tiene en RB...
Mal asunto. Yuki Tsunoda, al menos, ha puntuado en Japón. Ricciardo, de quien se esperaba bastante, está aportando poco o nada en un coche que no. Y luego, Liam Lawson.
Muchos hay pendientes
Entre todo esto aparecen dos opciones. La primera es la de renovar a Checo y a seguir hacia adelante; la segunda es no hacerlo y mirar fuera. Mirar a pilotos como Carlos Sainz o como Fernando Alonso.
Mientras, Sergio Pérez ya va metiendo prisa a Red Bull. Porque el azteca no quiere estar a la espera. Porque no tiene ganas de no conocer qué es lo que va a ser de él ni los planes que tienen en su propio equipo.
Y así lo ha dicho después del GP de Japón: "Espero saber en un mes qué voy a hacer el próximo año".
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El mensaje es claro. El receptor bien puede ser Red Bull o cualquier equipo que esté necesitado de un piloto experimentado. Aston Martin, por ejemplo, bien podría preguntar por un Pérez que llegaría por Lance Stroll. El rendimiento del canadiense, pobre. Más pobre aún si se compara con Fernando Alonso.