Marc Márquez ha cumplido con su misión. El español, gran campeón del mundo de MotoGP, llega en un gran tono físicoal Mundial de 2023 después de que la lesión que sufrió en su brazo le lastrase tanto en pretemporada como en el curso de motociclismo. Tras varias intervenciones, todo está correcto... salvo una cosa: su moto. Su Honda.
Porque tras tres días de test en Sepang las sensaciones con ella no son ni mucho menos positivas. Al término de los ensayos, Márquez ha concluido décimo, lejos de Ducati, y su registro general combinando todas las sesiones está igualmente alejado de los mejores cronos.
Y Márquez ya está comenzando a hartarse. Y con razón. Porque con esto, tal y como afirma, no le da. Con esto no va a poder pelear.
"Tenemos los mismos problemas que en Valencia"
"Empezamos con cuatro motos. Luego, en el segundo día, tres. En el tercero fueron dos, y luego ya me quedé con una. Pero no, esta no es la moto que necesito", dice.
La pelota, en el tejado de honda: "Necesito un paso adelante de esta moto. No tenemos tiempo para llevar tres a Portimao. Es similar a la de Valencia, y tiene los mismos problemas".
"Toca resolverlos, pero no sé cómo. La velocidad punta no es mala, pero se tarda demasiado en llegar a ella. Es cosa de tracción", cuenta Márquez.
El de Cervera explica lo que va a pasar: "En Europa, con rectas cortas, va a ser complicado. Y en frenadas necesitamos parar mejor la moto. Perdemos una décima o dos con las Ducati".
"Más contento con mi fisico que con la moto"
Sobre su estado físico es claro: "Estoy muy bien. Ahora puedo decidir cuándo ir deprisa, y cuándo ir lento. Eso el año pasado era imposible".
"Puedo ser preciso con los comentarios. Estoy más contento con mi físico que con la moto", sentencia.