Ha pasado casi un año del terrible accidente que casi le cuesta la vida a Robert Wickens. El piloto canadiense sufrió fracturas de tibia y peroné en ambas piernas, en sus dos manos, en el codo, en las costillas y en la columna. Desde ese día no ha dejado de luchar para recuperarse.
De hecho, incluso ha vuelto a disfrutar de las sensaciones a bordo de un coche de competición. "He sentido libertad, algo que es familiar para mí".
Ha vuelto a pasar por quirófano, pero Wickens no se rinde: "Soy demasiado joven y no me importa lo duro que tenga que trabajar. ¡Quiero volver!"