En septiembre de 2019, Antonio Brown jugó su último partido en la National Football League (NFL). Tras el encuentro, fue acusado de agresión sexual, alegando la denuncia que había "explotado, agredido sexualmente y violado" a su exentrenadora, Britney Taylor, de 28 años.
Además, una mujer cuya identidad no ha trascendido, le acusó de haberla forzado a mantener relaciones sexuales en 2017 y haberle enviado posteriormente mensajes amenazándola.
Su equipo por aquel entonces, los New England Patriots de Tom Brady, apartaron al receptor de 32 años de la disciplina del equipo para que esclareciera sus problemas con la justicia, aún no habiéndose celebrado el juicio a fecha de hoy.
Casi un año después, aún como agente libre, la organización de la competición le ha suspendido ocho partidos por quebrantar la política de conducta personal de la liga, tal y como informó 'The Washington Post'.
Durante estos meses, Brown ha protagonizado multitud de lamentables incidentes como lanzar una bolsa de caramelos con forma de pene a la Policía o pelearse contra un conductor de un camión de reparto.