La selección española de waterpolo femenino ha hecho historia en París. Sí, porque han ganado medalla. Y no una cualquiera, porque las jugadoras del nacional han logrado la presea de oro tras imponerse a Australia en una final que ya está en los libros del olimpismo de España.

Y es que vaya campeonato se han marcado las Guerreras. Vaya Juegos Olímpicos. Impecable. Con esa semifinal de infarto ante Países Bajos que se decidió en los penaltis. Por suerte, la final no se pareció en nada a lo vivido con las neerlandesas.

Porque fue tranquilo. Relativamente tranquilo. España tuvo todo controlado. Desde el comienzo hasta el final. Desde que empezó el envite hasta que, con 9-11, se llegó al final. Tan solo se vieron por debajo en el marcador con el 1-0 inicial de Australia.

Luego, a por todas. Desde el 2-2 tan solo hubo un color en el agua de París. Tan solo el rojo en esa piscina en la que España iba aumentando su renta. Tres a seis, en el tercer cuarto. Al último, con una ventaja de dos goles.

Cinco a siete, que aumentó de nuevo gracias a las buenas defensas de España y a los ataques incisivos y acertados de las jugadoras de Miki Oca. Lo tenían a mano. Lo tenían en su mano.

Tenían ya ese oro olímpico prácticamente colgado al cuello. Porque no había reacción de Australia. Porque España se sabía mejor. Se sentía mejor. Y ya iban celebrando, cuando quedaban unos segundos, lo que iban a terminar celebrando.

Una medalla olímpica. Un oro. Otro más. El quinto. El segundo en equipos tras el del fútbol masculino en el Parque de los Príncipes. Llevaba España sin ganar nada en deportes de equipo desde Atlanta 1996. Veintiocho años después, en París, han caído dos triunfos. España, campeona de los JJOO de París en waterpolo femenino.