Mike Tyson continúa en su preparación para su regreso al cuadrilátero frente a Roy Jones Jr. el próximo 28 de noviembre.
A sus ya 54 años ha recordado el incidente con Holyfield cuando le arrancó una oreja y aunque pueda decir que el "nunca más lo haría" en el fondo sabe que no es así. "Yo digo no, pero podría hacerlo de nuevo, en realidad", ha confesado en una entrevista para 'Fox News'.
"Si hace lo que estaba haciendo para ser mordido, le volvería a morder, sí. Le mordí porque quería matarlo. Estaba realmente enfadado porque me golpeó la cabeza y todo. Me sacó de mi plan de lucha y de todo. Escucha, bueno o malo, no voy a dejar que nadie se lleve mi gloria", ha continuado explicando.
'Iron Mike' quiere regresar el ring para demostrar que es otra persona, otro boxeador que en nada se parece al que se alejó de ese mundo hace 15 años con problemas de drogas y alcohol.
Tyson ha confesado que no era el único que bebía, que muchos boxeadores necesitan emborracharse para poder subir al ring: "No pueden pelear sin beber. No tienen valor, tienen que estar borrachos. No pueden hacer esta mierda sin el maldito alcohol".
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Además ha confesado que uno de sus mayores miedos durante sus años en el boxeo era la prueba del SIDA, especialmente después de que Tommy Morrison, excampeón de pesos pesados de la OMB, lo contrajera.