Todo ocurrió el pasado 9 de diciembre. Varios controladores se presentaron en el domicilio de Christian Coleman, campeón mundial de los 100 metros, y no obtuvieron respuesta.
El velocista no les abrió la puerta a pesar de que los controladores insistieron llamando durante más de una hora, según ha informado la Unidad de Integridad del Atletismo (AIU).
Por ello, el estadounidense ha sido suspendido de manera temporal por no estar disponible para estos controles antidopaje. Una sanción que incluso podría suponerle una suspensión de dos años y, por lo tanto, su ausencia de los Juegos Olímpicos de Tokio.
Coleman, por su parte, ha asegurado que todo se podría haber solucionado con "una simple llamada", aunque el reglamento exige que los deportistas estén localizados en todo momento para este tipo de controles.
"Me han controlado muchas veces después, incluso durante la cuarentena. Pero, por supuesto, eso no importa. Como no importa que nunca haya consumido drogas. Esto ha sido un intento deliberado de que yo no pasará este control ", indica el velocista en su comunicado de defensa.
Una versión contraria a la de la Unidad de Integridad del Atletismo, que asegura que ésta no es "una sentencia previa de culpabilidad", y afirma que es una "decisión tomada de forma cautelar para salvaguardar los intereses del deporte".
A sus 24 años, Coleman es el velocista de moda. En el pasado mundial de Doha conquistó los 100 metros lisos, la prueba por excelencia del mundial de atletismo, convirtiéndose en el heredero de Usain Bolt.