Su nombre es Víctor Jaimez-Solorio y se le conoce por ser el niño que corre los 1.500 metros a 3.08 el kilómetro. Con tan sólo 9 años este joven estadounidense apunta a ser una de las mayores promesas del atletismo mundial.
En los Juegos Juveniles de Estados Unidos, compitiendo con otros corredores de entre 8 y 18 años, fue capaz de ganar la prueba del kilómetro y medio doblando a la mayoría de corredores y aplicando una distancia sideral con su perseguidor.
La marca fue de 4.42.97, rebajando 15 segundos el récord nacional de su edad. Asombra el tiempo y la diferencia con el resto de competidores, pero también su técnica y la lectura de la carrera.
Ya sea en esa distancia o alguna menor, Jaimez sigue siendo a alguien a quien tener en cuenta. Ganó también el 800 y obtuvo la segunda posición en el 400. Unos números que hacen pensar en objetivos grandes para el propio Víctor y en expectativas aún mayores para los entendidos de atletismo. El pequeño de origen mejicano tiene una idea clara: "ir a los Juegos Olímpicos, ganar y llevarme a mis amigos alrededor del mundo".
Una perspectiva que demuestra su profesional a tan corta edad y que acompaña a sus capacidades atléticas para formar un prototipo perfecto para triunfar entre los mejores. De hecho, padres y corredores ya quieren fotos con él.
"Me gusta. Es como si fuese famoso pero no quiero ser una gran celebridad, porque no quiero que un montón de gente me atosigue", decía justo después de batir el récord.
Su padre, vendedor de helados, no puede evitar que se le caiga la baba: "Me siento muy orgulloso de tener un hijo que a esa edad le eche tantas ganas al deporte, pero, más que nada, el corazón que tiene". Un chico con una progresión bestial, que será colocado por el tiempo donde pertenezca. O mejor dicho, por el crono.