A sus 36 años, Andy Murray está afrontando el tramo final de su carrera y lo está haciendo recuperando sensaciones. Desde Washington, donde esta semana está disputando el torneo posterior a Wimbledon, ha detallado qué cambiaría de su carrera. Y tiene claro que sería la presión.

"Intento analizar las cosas y soy bastante duro conmigo mismo. Eso quizá es algo que me gustaría haber cambiado, ojalá hubiese sido más suave conmigo mismo a lo largo de mi carrera, porque este deporte es muy jodido", ha explicado el tenista escocés.

"A veces simplemente toca aceptar que cometes errores durante un partido, o que no me he comportado como me gustaría. Cuando eso pasa, soy plenamente consciente de ello y me siento mal después de los partidos", ha detallado.

Ha vuelto a Washington después de mucho tiempo: "Estar de vuelta aquí cinco años después de eso, en un momento en el que no quería jugar más al tenis... no disfrutaba, gané algunos partidos increíbles aquella semana, pero me sentía horrible".

"No era capaz de disfrutar de las victorias porque era incapaz de dormir después de los partidos debido a mi cadera y todo lo que pasaba. Es genial estar de vuelta sin tener ningún problema, no sentir dolor, y ser capaz de competir a un alto nivel. Los últimos cuatro o cinco años forman parte de un viaje larguísimo, pero estoy feliz por seguir aquí", ha sentenciado.

Murray, de los pocos tenistas que ha podido competir al 'Big 3' formado por Novak Djokovic, Rafa Nadal y Roger Federer, cree que a nivel mental se podría haber comportado de otra manera. Eso sí, asume que su carrera ha sido brillante. "He ganado, sí, pero no demasiado...", decía entre risas.