Menudo golpe el que se dio este chico en un rocódromo. El joven cayó desde bastante alto y dio justo con la espalda en el suelo en un impacto que hasta le hizo rebotar, pero se ve que es de los que sienten más dolor en su orgullo que en su cuerpo...
Porque el chico se levantó como si nada y sonriendo, como si no fuera con él la cosa para disimular y que, si alguien no se hubiera dado cuenta del golpetazo, poder seguir el que no quiere la cosa.
Sin duda estamos ante el ejemplo más bestia del disimulo. Un maestro del sigilo y del 'a ver si nadie me ha visto caerme'.
Pero sí, le vieron muchos, y ahora le podemos ver muchos más todavía.