El Everest se ha convertido en el basurero más alto de la tierra. Allí se recogen anualmente 8 toneladas de basura.
Las multas por abandonar residuos ni siquiera evitan la mala conducta de algunos escaladores. Además, la alta masificación provoca situaciones inéditas.
Las enormes colas, que provocan gigantescos atascos, se han convertido en una moda. Centenares de escaladores inexpertos se agolpan en un lugar inhabitable, estando expuestos a la muerte.
Un circo turístico que se ha cobrado ya en este siglo la vida de cerca de 300 personas. A pesar de ser uno de los lugares más frágiles del planeta, la ruta normal es un enorme vertedero que acumula toneladas de basura, tiendas de campaña, botellas de oxígeno, bombonas de gas, cuerdas, latas... Hasta decenas de cadáveres.