Mientras algunos protestan sin más, otros se calientan por momentos entre gritos de “Blesa ladrón”. Antes de llegar a la puerta del Congreso la Policía interviene, pero ellos no se rinden. “No pararemos hasta que nos den todo nuestro dinero”, aseguran.

Llevan años luchando por lo que en justicia es suyo y están ya hartos. “Soy accionista de Banlia por los cojones de ellos”, denuncia una afectada. El cansancio se nota en sus caras porque intuyen que la esperanza no existe para ellos. Se sienten engañados, frustrados y solos  pero por mucho que les arrinconen parece difícil que dejen de luchar porque no les han quitado sólo todo el dinero, sino toda una vida.