Encontrar un piso en el que vivir de alquiler supone un auténtico quebradero de cabeza para muchos, por no hablar de una misión imposible. El problema está en la alta demanda que existe, algo que hace que ni siquiera las personas que tengan un contrato fijo y puedan pagar más de 1.000 euros al mes puedan acceder a una vivienda.

Es el caso de Charlenne, alguien que podría ser para muchos propietarios la inquilina ideal: más de 3.000 euros de sueldo, un contrato fijo y la posibilidad de pagar más de 1.000 euros de alquiler. Aún así, no encuentra nada en Madrid. "Todos los pisos son de 28 metros cuadrados, no he visto nada más de 40. Además son pisos oscuros o semisótanos", critica.

Sara e Irene son otro ejemplo de este problema, dos amigas que buscaban piso para compartir juntas en Barcelona. Ambas admiten que consideran una suerte el hecho de poder hacer una visita. "Tenemos tres avales para un piso solo", admite Sara. Es más, hubo un piso en el que solo admitían a parejas, lo que les llevó a llegar a decir que ambas eran una pareja. "Aún así no nos llamaron", lamenta Irene.

Volamos hasta A Coruña para conocer el caso de Emma, que lleva cuatro meses buscando piso con su novio y su perro. Denuncia que las condiciones son abusivas: "Fianzas de tres o cuatro meses, seguros de impago, gastos de comunidad incluidos...".

José María también busca piso junto a su padre y nos lee las cláusulas que le han puesto en un estudio de riesgo de impago, donde les piden los movimientos bancarios. "Es decir, les tengo que decir si me he comprado un pollo, si he ido al cine o si me he comprado un consolador... Hablando en plata", denuncia.