El expresidente de los empresarios madrileños, Arturo Fernández, tiraba de tarjeta ‘black’ en sus propios restaurantes donde gastó más de 10.000 euros y sin ningún reparo lo reconoció ante el juez. “Es verdad que utilizaba mis tarjetas en mi restaurante, principalmente porque son más baratos y segundo porque son míos”, declaró en sede judicial.
Pocos consejeros podían sacar dinero en metálico y uno de los afortunados era Moral Santín, exconsejero de Izquierda Unida en la caja. Gastó casi 500.000 euros con la tarjeta black y así intentó justificarlos: “Sacaba dinero y efectivamente había un flujo de recursos para reparar el automóvil por todos los desplazamientos que hacía por la caja. Y yo tenía una gran dedicación a la caja”
Entre todos los imputados hicieron un agujero de 15 millones de euros. Los exconsejeros de Caja Madrid gastaron sin límites con la tarjeta ‘black’ .
Estanislao Rodríguez Ponga, que fue secretario de Estado de Hacienda con Aznar, asegura que le dieron carta blanca para pagar gastos del coche. “Lo que me dijo es que no me iba a dar coche de empresa precisamente porque el coche de empresa era para directivos y empleados y los directivos no tenían derecho a coche. Pero como estaba la tarjeta que en la tarjeta pagara todos los gastos del coche como si el coche fuera de la empresa”.
Entre todos los que tuvieron acceso a las jugosas tarjetas hubo uno que rechazó la tentación, Francisco Verdú, quien ante el juez aseguró que le avisó a Rodrigo Rato de que no la utilizaría. “Le dije que le agradecía la preocupación porque yo me sentía muy dolido por el tema retributivo por lo que había pasado, que le agradecía la preocupación, pero que de ningún modo iba a aceptar la tarjeta”.
La declaración de Verdú fue un motivo más para que las declaraciones no convencieron al juez Andreu que un durísimo auto impuso fianzas de 4.3 millones para 21 de los exconsejeros.
Por primera vez en su historia
Volkswagen planea cerrar tres fábricas en Alemania y recortar miles de empleos
Volkswagen planea cerrar tres fábricas en Alemania, decenas de miles de despidos y bajadas de sueldo de un 10% a toda la plantilla. Será la primera vez, en 87 años de historia, que Volkswagen cierre fábricas en su país de origen.