Según publica 'Infolibre', Antonio Gómez llegó a suplicar por mail a Miguel Blesa que no le despidiera: "Sr. presidente, con la mano en el corazón, tengo una edad difícil para el tema laboral, me quedo desamparado y principalmente mis dos hijos, perdone, no es mi intención de dramatizar pero es lo que siento. Le pido una oportunidad con el correctivo correspondiente, no lo hice bien".
El pecado de este director de Caja Madrid en Linares fue no dar pábulo a las preferentes. Según ha confesado a 'Infolibre', por eso le echaron de su puesto de trabajo. Los problemas de Gómez empezaron cuando los clientes a los que había colocado preferentes acudían desesperados a la oficina a reclamarle el dinero.
Relata que iban todos los días a la sucursal, que hoy es un local vacío. Harto y con miedo, dice, al final decidió solucionarlo personalmente, y se lo hizo saber a Blesa: "Sufría graves amenazas (una vez hasta con navaja) por parte de los clientes y no viendo otra salida, opté por solucionar los problemas de mi bolsillo, esta es mi equivocación o error, pero insisto, no tuve ningún apoyo y en esos momentos críticos no veía otra salida".
Antonio reconoce que llegó a poner entre 400 y 600 euros de su bolsillo, y que a partir de ahí dice que empezó a aconsejar a los clientes que no invirtieran en preferentes. Y así, dice, firmó su despido.
En Linares las preferentes estaban todas partes. Antonio, que después de ser despedido pudo encontrar otro trabajo, dice que Miguel Blesa nunca llegó a contestar al mail desesperado. Todo ocurrió en 2007 y dice que se siente como la primera víctima de las preferentes.