Para hacer la compra, los clientes han tenido que sacrificar algo. "Lo de ahorrar está muy difícil", "no tienes espacio para ahorrar" o "no estoy ahorrando nada", son algunas de las declaraciones de los compradores.
La tasa de ahorro cae al 12,5% en el segundo trimestre, la más baja desde 2007. La culpa se debe al leve crecimiento de los salarios, que "estas remuneraciones no han crecido a buen ritmo y además los precios lo hacen cada vez más rápidamente. Esto puede suponer que la capacidad de ahorro de la familia se reduzca", según explica Manuel Hidalgo, profesor de Economía de la Universidad de Olavide.
Ahorramos menos, pero el consumo aunque se ralentiza, sigue creciendo, por lo que lo que gastamos es a costa de dedicar menos al ahorro.
En ese menor ahorro y en esa ralentización del consumo, influye el IPC que se mantiene por encima del 2% por culpa de la electricidad. "Los precios suben, encima de lo que aumentan las remuneraciones, al final las variables que termina siendo afectada más intensamente es el ahorro", añade Manuel Hidalgo.
Todo termina confluyendo en el PIB. La economía crece a un ritmo más lento de lo esperado, por lo que los expertos, como es Juan Ramón Rallo, advierten de que "ahora que las expectativas son a que crezcamos menos, esa bomba de relojería, que es la bomba pública, se puede volver a activar". Es un cambio de ciclo y hay que estar atentos.