Francisco Camps pilotaba la Generalitat montado en un Ferrari y además prometía que la F1 no iba a costar ni un céntimo a los valencianos. Pero al final lo que no hubo forma de parar fue la calculadora de no pagar nada, la Generalitat pasó a hacerse cargo de los 100 millones de euros que costó el circuito.

Después vino el canon a Ecclestone: 26,9 millones por carrera. De las cinco que hubo, el Gobierno valenciano tendrá que asumir cuatro, las que dejó a deber la empresa que organizaba el evento, Valmor Sports, que tras una controvertida gestión dejó una deuda de 41 millones, una deuda que también acabaron asumiendo todos los valencianos.

Dice la Generalitat que era lo más sensato. Pero el colmo vino en cómo se asumió la deuda de Valmor, con un contrato confidencial que no podía ver la luz y que, además, exoneraba de toda responsabilidad a los organizadores. Y un detalle, entre los que se quitaban responsabilidades está Vicente Cotino, el sobrino del presidente de las Cortes Valencianas.