Credit Suisse ha terminado en manos de UBS, su rival histórico, por poco más del 40% de su valor. Al cierre del viernes, Credit Suisse sumaba una valoración de más de 7.400 millones de euros en bolsa, pero UBS la adquirido por 3.250 millones. Un salvavidas que ha provocado que los inversores desconfíen de los bancos y busquen hacer crecer su dinero en otros sectores. "Una reacción normal" asegura el analista financiero, Juan Ignacio Crespo. Provocado por el temor de que "la caída de un banco grande arrastre a los demás".
El Gobierno suizo niega el rescate. La ministra de Finanzas, Karin Keller-Sutter, habla de "solución comercial". Pero los contribuyentes suizos tendrán que desembolsar más de 9.000 millones de euros si las pérdidas superan los 5.000 primeros millones a cargo de UBS. Además, el Banco Nacional suizo podría inyectar más de 100.000 millones de euros si el nuevo gigante financiero necesita liquidez.
La liquidez de los bancos no solo preocupa en Suiza, sino en todo el mundo. La Reserva Federal, el Banco Central Europeo y los bancos centrales de Suiza, Inglaterra, Japón y Canadá se coordinarán para asegurar que el dinero real llegue a los bancos. "Para mantener este equilibrio, tienen que actuar como prestamistas de último recurso", ha explicado el profesor de Economía del IESE, Javier Giménez Díaz.
El objetivo es trasladar un mensaje de tranquilidad que evite más tormentas bursátiles. Según el catedrático de Economía de la Universidad Pablo de Olavide, José María O'Kean, se trata "un acuerdo visual para que todo el mundo sepa que va a haber dinero por todos lados".
El mismo mensaje que también han lanzado hoy el Banco Central Europeo, la Autoridad Bancaria Europea y la Junta Única de Resolución. Aseguran que el sector bancario europeo es resistente y que cuenta con capital y liquidez.