La compra de un automóvil supone el desembolso de una elevada cantidad de dinero. Es por esto que, a la hora de hacerlo, los particulares buscan el menor coste posible. Desde siempre se ha dicho que la opción más barata es pagar al contado, "a tocateja", pero esta opción es limitada ya que requiere disponer de la suma total de dinero.
Además, desde el inicio de la crisis parece que los concesionarios y las marcas tengan un especial interés por conseguir que el cliente se decante por la financiación del coche. Para ello, presentan atractivas ofertas y descuentos que se dan solo en caso de que opten por financiarlo.
Con la crisis económica de 2008, la venta de automóviles cayó de 1,6 millones a 700.000 unidades anuales. En este contexto, las marcas y los concesionarios vieron en la financiación una manera de atraer compradores. En un momento en que los bancos tradicionales habían dejado de dar créditos, financieras de firmas con buena solvencia (que no se vieron tan afectadas por la crisis) aprovecharon para ofrecer créditos a un coste prácticamente cero.
Si bien fue entonces cuando se empezó a utilizar esta fórmula, su uso continúa, pero las condiciones no son necesariamente tan favorables para los clientes.
La oferta de las marcas es sencilla: hasta 3.000 euros de descuento con respecto al precio a pagar al contado, siempre y cuando se financie, a través de la financiera de la marca, una cantidad concreta durante un tiempo determinado. Es decir, el precio del coche como tal es más bajo si se decide financiarlo.
De este modo, pueden encontrarse, por ejemplo, automóviles con una diferencia de 2.000 euros entre su precio si se financia y su precio si se paga al contado. También es frecuente encontrar firmas que, en esta linea, ofrecen más equipamiento por el mismo dinero.
Las marcas venden más, el cliente paga menos y hay una mayor relación entre ambos; parece un intercambio perfecto. Sin embargo, tal y como advierte la Organización de Consumidores y Usuarios, es fundamental prestar atención a las condiciones de este tipo de contratos y ofertas, ya que en la mayoría de los casos acaban por no ser beneficiosos para el comprador.
¿Qué no se menciona al promocionar estos descuentos?
El precio real no es solamente el coste del coche en sí
Así como al precio que se paga "a tocateja" hay que añadirle el coste adicional del seguro y el mantenimiento, el método de la financiación a través de financieras de marcas también tiene costes adicionales al precio del coche en sí.
Al plantearse este método, hay que valorar varios factores que influyen en el coste final de la compra. Estas son: la comisión de apertura, el Tipo de Interés Nominal (TIN), la Tasa Anual Equivalente (TAE), la comisión de cancelación, el coste de otros gastos adicionales como seguros o mantenimiento, y la reserva de dominio. Todos ellos se suman a ese precio inicial anunciado y, si se sacan las cuentas, la suma de todos ellos da en muchas ocasiones un número más elevado que la suma total a pagar en el caso de hacerlo al contado.
De igual manera, al comparar la financiación de un coche a través de una financiera y a través de un banco, la primera es usualmente mayor.
Además, ciertas condiciones como la reserva de dominio resultan poco o nada beneficiosas para el comprador, ya que esta condición, por ejemplo, tiene como principal objetivo impedir la venta del coche antes de terminar de pagar el crédito. Para ello, la firma no da la propiedad del coche al particular, solo su posesión.
No debe olvidarse que, asimismo, si se desea terminar con la financiación antes de tiempo, existe una comisión de cancelación con un alto coste para el cliente. Y en el caso de no pagar las cuotas, se enfrenta a diferentes problemas como el reclamo de la deuda pendiente, la inscripción en un registro de morosos o procesos para recuperar el coche; frente a los intereses de demora o la comisión de morosidad que aplicaría un banco tradicional.
La OCU ha denunciado en varias ocasiones la falta de información que tanto concesionarios como marcas ofrecen respecto a estas cuestiones, que consideran importante valorar y conocer.
Los beneficios que consiguen las marcas
Este tipo de contratos, lejos de ser un "chollo" solamente para los clientes, son muy beneficiosos a diferentes niveles para las firmas automovilísticas. Por un lado, el dinero que inicialmente se había descontado al precio del coche en sí se recupera en la mayoría de los casos mediante el cobro de intereses y otros costes. Es decir, usualmente ya de entrada no pierden dinero.
Además, logran atraer más clientes, que no solo compran más automóviles sino que también entran a formar parte de otros servicios de las marcas, como seguros.
La mejor opción: contrastar
Si bien es cierto que, como indica un estudio del comparador financiero 'Help My Cash', en la mayoría de casos la financiación de un automóvil a través de la financiera de una marca no resulta, a pesar de los descuentos, la opción más barata, lo ideal es comparar caso a caso.
Para conseguir hacer bien las cuentas, la OCU da una serie de consejos a los compradores:
- Pedir un proyecto de financiación al concesionario para el importe y tiempo que se necesite financiar para conseguir los datos de las cuotas mensuales a pagar.
- Verificar todos los conceptos de pago que incluye la cuota uno a uno (comisión de apertura, servicios adicionales, TIN, TAE...) y preguntar por otros posibles costes adicionales.
- Con estos datos, calcular el coste total de la compra del coche, multiplicando la cuota mensual por el número de mensualidades y sumando cualquier coste adicional. Después, restar el importe del descuento para calcular el coste de la financiación.
- Comparar estas cifras con las obtenidas, a través del mismo procedimiento, en referencia al crédito bancario tradicional y al pago al contado.
Se recomienda utilizar la regla 20/4/10 para asegurarse de que se puede asumir la compra del automóvil. Esta dice que lo ideal es pagar el 20% de entrada, financiar durante un máximo de cuatro años (48 meses) y con gastos mensuales que no superen el 10% del sueldo.