José Luis Escrivá no ha hecho calar su mensaje a ninguno de sus socios. Mientras él quiere flexibilizar más su entrada al mercado laboral, los sindicatos están totalmente en contra, sumándose a ellos la vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz.
Cualquier migrante que lleve dos años en España puede obtener un permiso de residencia si se forma para trabajar. Ahora, Escrivá quiere flexibilizar esa formación para que no sea exigible ni un mínimo de horas ni tampoco que sea 100% presencial.
La iniciativa ayudaría a cubrir más rápido las vacantes en puestos poco cualificados, así como sacar a trabajadores de la economía sumergida. Sin embargo, tanto asociaciones como expertos alertan: no vale ni cualquier formación, ni que la imparta cualquiera.
"Nos han hecho saber que desgraciadamente hay personas, sobre todo mujeres, a las que por su realidad les cuesta mucho hacer cursos tan largos y hacerlos presencialmente y nos han pedido incluir la posibilidad de hacer cursos a distancia, los fines de semana y reducir algunos horas", ha asegurado el ministro, que ha admitido que quizá los requisitos fijados eran "demasiado rígidos".
"Realmente lo que estamos haciendo desde un punto de vista de sensibilidad social es profundizar en esta instrucción", ha añadido Escrivá.