La no celebración del orgullo tal y como lo conocíamos se nota en las calles, pero también en el bolsillo de los comerciantes y hosteleros madrileños.
Un hostelero nos contaba en julio de 2019 que la celebración del Orgullo supone “una inyección de dinero” en el que, “como poco”, se triplica la facturación. Este domingo, hemos vuelto a ese mismo bar, donde registran “de un 70 a un 80%” menos de facturación con respecto al año pasado.
Durante esta semana de la diversidad llega una media de un millón de visitantes de todo el mundo cada año con un amplio presupuesto para gastar en la ciudad: unos 500 euros de media. Un gasto que también contrasta con el recortado presupuesto estimado para este año.
Lejos quedan esos casi 200 millones de euros que suele dejar el Orgullo LGTBI en Madrid. Carmen Jiménez, dependienta de una tienda Tiwi, asegura que el coronavirus “repercute mucho” en la caja que podrían haber hecho esta semana.
Ni las tiendas hacen su agosto un mes antes ni los hoteles celebran su 100%. Jaime Mateo, del Hostal Prada, nos cuenta que no ha puesto decoración del Orgullo porque no cuenta con clientes de cara a este año.
Una edición, dicen, perdida, así que ya tienen la vista puesta en la del año que viene. Además de consolidarse como el mayor evento del año de la ciudad, Madrid figura ya como una de las ciudades más LGTBI-friendly del mundo.