Todos nosotros usamos dinero en efectivo a diario, y en plena pandemia han surgido una serie de dudas relacionadas con el coronavirus. "Es la gran pregunta: ¿me puedo contagiar con un billete?", ha formulado Luis Quevedo, divulgador científico. La OMS niega que la acción misma de intercambio de dinero físico sea un vector de transmisión del coronavirus.
"No se ha documentado ningún caso de contagio por contacto con billetes", ha explicado Quevedo. De hecho, pagar en efectivo es incluso más seguro que pagar con tarjeta. El virus puede llegar a durar el doble de tiempo sobre superficies de plástico que en billetes, según varios estudios.
"El consejo es que cuando toquemos un billete, o cualquier otra superficie, debemos lavarnos las manos y no tocarnos nunca ojos, boca o nariz", ha precisado el divulgador. El Banco Central Europeo ha pedido incluso a los comercios que mantengan el pago en metálico con total normalidad.
En palabras de Juan Carlos Gázquez, profesor de Economía y Empresa UOC y de la Universidad de Almería, esta "situación de crisis está acelerando el uso cada vez más marginal del efectivo". Pero ¿qué riesgos económicos tendría para nuestra sociedad eliminar monedas y billetes y apostarlo todo a una carta digital?
El 'peligro' del dinero digital
Para Gásquez, los segmentos de la población con menos recursos económicos "tendrían problemas a la hora de acceder a estos medios de pago". Pero no es la única consecuencia. "Puede surgir una brecha digital en gente de mayor edad que tiene menos capacidad de usar las nuevas tecnologías", añade el profesor.
A los argumentos de Gásquez se unen los de Eduardo Cobas, secretario general de APROSER, que apunta: "Los ciudadanos quieren usar el efectivo porque impide que se monitoricen sus vidas desde que se levantan hasta que se acuestan". Además si todos los pagos fueran online estaríamos más expuestos a ciberataques.
"En los últimos siete años se han multiplicado por cuatro el número de delitos de fraude informático", añade Cobas. Finalmente, el pequeño comercio aumentaría su desventaja con un aumento de comisiones.
Algunos trabajadores lo tienen claro en este sentido: afirman haber llegado a cobrar 20 céntimos con tarjeta y la comisión es la misma. Por esta avalancha de riesgos, lo cierto es que más de la mitad de los españoles sigue prefiriendo tocar dinero.