Los Presupuestos Generales de 2025 están sobre la mesa. Las exigencias del socio de coalición de Pedro Sánchez también. Sumar se niega a retirar los impuestos a la banca y las energéticas que llegaron de forma temporal, pero apuntan a establecerse como permanentes. El actual ministro de Economía, Carlos Cuerpo, consideraba hace unos días que era necesario modificar en busca de un "equilibrio". El nuevo gobernador del Banco de España y exministro del mismo Sánchez, José Luis Escrivá, también opina en esa línea: "Tenemos que intentar que el impuesto sea lo más neutral posible". Una opinión que, en cambio, no coincide con la de otro socio de investidura. El PNV piden controlar los impuestos a las energéticas después de que Repsol haya decidido trasladar a Portugal su proyecto de hidrógeno renovable. Califican al sector como la "gallina de los huevos de oro".
La idea de la neutralidad la ha subrayado Escrivá desde su nuevo despacho, donde ha ofrecido su primera entrevista en el cargo de gobernador y al diario económico 'Expansión'. En búsqueda de esa neutralidad Escrivá considera que la "contribución" del organismo que ahora dirige "a este debate puede centrarse en el diseño". Es por ello que sostiene que les "parecería deseable" cambiarlo "respecto a su formulación actual, que no descuenta las provisiones y eso plantea problemas al menos en dos ámbitos".
"Por una parte, hay actividades bancarias que tienen más riesgo, por ejemplo, el crédito a las pymes, pero que también tienen más provisiones. En la medida en la que no deduces provisiones de la base imponible, puedes estar penalizando en términos relativos una actividad bancaria sobre la que la imposición debería ser neutral", explica al citado medio.
Al tener en cuenta que estas pueden ser mayores "durante la parte más baja de los ciclos económicos (...) la base imponible puede no reflejar adecuadamente la rentabilidad de las entidades", sentencia Escrivá. Otra cuestión que el exministro señala como un punto negativo a la hora de lograr esa neutralidad en el tributo es la de establecer un mínimo de ingresos. Una neutralidad que Iñigo Errejón de Sumar dice desconocer, aunque admite que desde su formación se muestran "flexibles a discutir en qué términos se haría permanente el impuesto", aunque enfatiza que "tiene que gravar los beneficios extraordinarios".
Escrivá, manteniendo que el Banco de España debe ser "contenido al hablar de impuestos", puesto que "son los órganos elegidos democráticamente" quienes deciden respecto a ellos por la parte de la redistribución, asegura que la opinión del organismo que dirige es "relevante". Sobre todo, teniendo en cuenta que se trata de "un ámbito como el bancario" y centrado el debate "en el diseño" del gravamen.
Aunque, subraya que desde su institución se tiene "máximo respeto" a estos, evita afirmar o negar si le trasladará su visión de forma activa al Gobierno, al que hace no tanto pertenecía. Precisamente, sobre las críticas en torno a la injerencia política en las instituciones que se ha criticado duramente desde la oposición a Sánchez y la oposición de PP en Europa a reunirse con él por esa razón, considera que se debe "volver a una situación de normalidad antes que después en beneficio de todos".
Preguntado, incluso, sobre si se ha visto obligado a acentuar su independencia ante estos primeros meses en el cargo y en torno al análisis desde el Banco de España respecto a una revisión de la ley de autonomía, Escrivá recuerda que "durante seis años" presidió "una institución independiente como la Airef". Allí, asegura que ya dio "particular importancia a los elementos de transparencia y rendición de cuentas", pues " cuanto más independiente sea una institución que tenga poderes delegados, más tiene que reforzar sus mecanismos de apertura, transparencia y rendición de cuentas". Por ello, sentencia que esta cuestión en "algo" que tiene "muy interiorizado".
Pueden establecerse excepciones
La Justicia europea obliga a registrar la jornada laboral de las empleadas del hogar
El contexto Así se pronunció el TJUE después de que una empleada de hogar contratada a tiempo completo impugnó su despido ante los tribunales españoles. El juez español consideró que la trabajadora no había probado ni las horas trabajadas ni el salario que reclamaba.