Aunque sea una práctica legal, amparada por la Unión Europea, son muchos los riesgos de exportar pesticidas prohibidos en el continente fuera de nuestras fronteras.
Desde la ONG Greenpeace denuncian que si son productos prohibidos en Europa existe un motivo, y apuntan a que las consecuencias son muy graves para nuestra salud y para el medioambiente.
Contaminan las aguas, afectan a poblaciones de insectos, aves y peces, provocan alteraciones en el desarrollo de los fetos y potencian el riesgo de padecer cáncer o Párkinson. Son esas las razones por las que están prohibidos en Europa.
Sin embargo, en 2018, más de 81.600 toneladas de estos pesticidas se exportaron desde Europa a 85 países de todo el mundo. Entre ellos, Estados Unidos o Australia, pero la mayor parte de destinos, tres de cada cuatro, son países de bajos recursos ubicados en Asia, África y Latinoamérica.
Más concretamente, España es el sexto país europeo que más distribuye internacionalmente. Por detrás de Francia, aunque nuestros vecinos serán los primeros en prohibir estas exportaciones.
Desde nuestro país se enviaron estos productos tóxicos principalmente a Latinoamérica (países como Ecuador, Brasil, Colombia...) y a África (a Mali, Egipto o Marruecos, entre otros).
Luís Ferreirim, responsable de agricultura de Greenpeace en España, además señala que muchos de los alimentos que son tratados con estos pesticidas luego son importados por Europa, con lo que estos pesticidas, de alguna manera, regresan.
Desde el Ministerio de Transición Ecológica apelan a que la prohibición sea una decisión de la Unión Europea. Hasta que eso ocurra, los expertos siguen planteando soluciones y pidiendo acciones políticas.
Sí hay otras opciones más allá de los pesticidas, pero son necesarias la voluntad y la decisión de todos los actores implicados.