Denuncia "competencia desleal"
Francia y los ganaderos de Europa amenazan el histórico acuerdo UE-Mercosur con vetos y protestas
¿Qué podemos esperar? Ahora el texto debe ser ratificado por ambas partes en lo que se presenta un largo y convulso proceso con el foco en la seguridad alimentaria.
Tras más de 25 años de negociaciones, el acuerdo comercial entre la Unión Europea y Mercosur vuelve a coger impulso. Eso sí, por el momento este pacto que contempla la mayor zona de libre comercio del mundo, en la que se excluye a las grandes potencias económicas de China y Estados Unidos, no es todavía una realidad. Para ello será necesario que sea ratificado por la parte europea, pero también por los Estados miembros de la organización latinoamericana (Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay y Bolivia).
Una tarea que se presenta complicada ya solo en Europa y teniendo en cuenta la histórica negativa de Francia a este acuerdo para la que ya busca aliados. Dificultad provocada también por la falta de plazos para alcanzar la ratificación del texto con el respaldo de los 27 países de la Unión Europea y los cinco de Mercosur. Francia ya dijo que 'no' al acuerdo firmado en 2019 en Buenos Aires. De hecho, junto a Irlanda lograron vetarlo por sus preocupaciones en torno a garantías ambientales y cumplimiento de estándares europeos.
Una posición que comparten otros países como Países Bajos o Polonia y que Francia ya ha adelantado mantendrá. Entre las cuestiones incluidas en el texto destaca la propuesta de reducción de los aranceles de los productos exportados por ambas partes. Algo que, en cambio, no garantiza que se mantengan desde América Latina los controles de calidad de los productos agrícolas y ganaderos a los que se someten los comercializados en Europa. De hecho, la italiana Giorgia Meloni avanza que se opondrá al texto si no se ofrecen más garantías a este sector europeo.
Tal es el descontento entre agricultores y ganaderos que el comité de organizaciones agrarias y cooperativas europeas (Copa-Cogeca) ha anunciado protestas en Bruselas el próximo lunes coincidiendo con una reunión de ministros de Agricultura y Pesca de la UE. Consideran que de salir adelante el acuerdo alcanzado este viernes en Montevideo se producirán "profundas consecuencias para la agricultura familiar en toda Europa". Consideran que el acuerdo podría desembocar en "competencia desleal".
Unas críticas a las que también se suman los agricultores españoles. El secretario provincial de COAG en Sevilla, Ramón García, denuncia que "lo que viene de Sudamérica van a ser cereales, va a ser soja transgénica, van a ser animales hormonados y de antibióticos hasta las orejas", lo cual asegura que "al final nos van a acabar envenenando y arruinando".
Consideración que comparte el secretario de Relaciones Internacionales de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA), José Manuel Roche. "No trabajan, a la hora de producir alimentos, con las misma reglas que los agricultores europeos producimos los nuestros: problemas en la utilización de fitosanitarios prohibidos, de fertilizantes, de antibióticos", ha explicado para concluir que con el acuerdo se está "poniendo en riesgo la seguridad alimentaria de la Unión Europea".
Una seguridad alimentaria que el ministro de Economía español, Carlos Cuerpo, ha dicho que se va a garantizar puesto que "el acuerdo aborda la sostenibilidad y la necesaria protección de sectores sensibles" como es este. También, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, ha salido a aclarar que "este acuerdo incluye garantías robustas para proteger el medio de vida" de agricultores y ganaderos.
De esta manera y a pesar del paso que se ha dado esta semana en torno a este acuerdo parece que su ratificación llegará tras un largo proceso, que además podría presentarse hasta convulso. Y es que Francia, como el mayor exponente de las críticas a este texto, vive un nuevo terremoto político tras la dimisión de su primer ministro, Michel Barnier, para el que de momento el presidente galo no ha propuesto sustituto.